La Piedra Bruta

En la tenida pasada, al entrar a mi madre logia, tropecé con este grotesco y feo pedrusco que llamamos Piedra Bruta y que adorna mí columna. Con burla di la vuelta y le dije: " Perdón piedra bruta" con asombro escuché que me contestó: " No hay de qué Masón bruto ". Picado, me regresé y le dije: ¡ Ah! ¿ Conque hablas también? .

" Si, me dijo, hablo y lo más importante, pienso lo que digo ", pena me da ver que hermanos como tú, me tienen en tan poca estima pasan y pasan sin siquiera darme una mirada compasiva o tan solo un gesto amable. Esto me irrita porque me doy cuenta cuan pocos comprenden la grandeza que encierro dentro de mi significación.

Aquí como me ves, no fui siempre lo que soy; vengo de los picachos, de las alturas; donde podía ver el Sol antes que nadie y de cuando tu vivías en la penumbra, yo aún podía disfrutar de sus suaves destellos. Yo aspiraba el aire puro y fresco, y cuando el huracán rugía a ti te causaba espanto: Yo simplemente reía y mi mole enhiesta, firme y segura recortaba con mi perfil perfecto el infinito azul del horizonte.

En temporadas las transformaciones atmosféricas depositaban en mí sus copos blancos que me hacían parecer más pura y blanca y al coronar mis sienes me sentía orgullosa de recibir la ofrenda del espacio.

Después las hacia resbalar por mí pendiente transformada en cascada clara y cristalina, donde el Sol adornaba su luz Arcoiris. A mi altura solo los Cóndores llegaban y era agradable ver a mis plantas como; Arrodilladas ante mi grandeza, la inmensa esmeralda del valle bordada de lentejuelas de mil colores. Los ríos, los animales, las flores no hacían más que poner un marco elegante a mi belleza.

Mí orgullo llegó a tal extremo a cegarme que me creí invencible, inaccesible, eterna. Pero cuán equivocada estaba, un día el universo como queriendo demostrar mi error, desató sobre mí sus furias y mandó sobre el rayo que con su luz cegó mis ojos y al terrible impacto volé en mil pedazos.

Me precipité en abismo y a medida que rodaba más pequeña me hacia, y rodando y rodando fui descendiendo hasta quedar al fondo del barranco.
Lloré de rabia al verme en la infinita impotencia, cuando los elementos deformaron más y más en mí, otra época de orgullosa elegancia. Así permanecí no sé cuánto tiempo hasta que al igual que otras piedras compañeras mías de infortunio nos transportaron.

Y volvió a renacer en mí la esperanza, pensé que quizás me pondrían en el lugar que por mí alcurnia me pertenecía. " Seré ahora un monumento " - Pensaba - Con mi concurso simbolizaré la justicia y en las manos de un artífice con mí cuerpo formaré el corazón duro e inflexible de la razón; o quizás la venda que representa la imparcialidad de todos sus juicios.

Tal vez formaré parte del monumento a la Patria y eternizaré con mi presencia las glorias de un pueblo. Me gustaría ser la corona de Laureles que ciña la sien del patriota o quizás, porqué no, seré parte integrante del monumento a la madre para que las generaciones venideras vean, que con mi cooperación, se inmortalice el amor más puro y más grande que existe . . . Con que cariño acogería la idea de ser el brazo de la madre que envuelve al niño en eterna caricia . . . O los ojos que con dulzura al tierno retoño mira, o las lágrimas que las madres a raudales vierten ante las ingratitudes de los malos hijos . . . Eso habría querido ser, después de ser grande, seguir siéndolo ya que no en tamaño si en espíritu, en esencia.

Cuántas y cuántas ilusiones me hice, cuántos deseos de altura y grandeza, en cambio aquí me tienes, tan dura y fea como en el barranco, tan grotesca que causo pena y si no me escupen es porque ni de eso tengo forma. ¿ No habrá algún artífice que me transforme y me dé vida? . . . Sólo he servido para representarte, para que veas en mí tus imperfecciones, tus vicios, y tu ignorancia, soy ahora ejemplo del mal. Y sin embargo, a veces me avergüenzo que me comparen con alguno de ustedes.

Poco tienes de verme, yo en cambio he visto tantos y tantos que por aquí entran, que hasta he perdido la cuenta . . . Y me pregunto: ¿ Dónde están ahora tantos Masones que aquí vinieron a jurar fraternidad, lealtad, amor, a esta augusta institución? . . . ¿ A dónde están tantos masones que aquí se iniciaron? No lo sé ni me lo explico . . . sólo sé que salieron para nunca volver y que andarán por ahí diciendo: " Soy Maestro Masón ". Y esto me da pena y lástima, no por la Masonería, sino por ellos que no fueron capaces de ver más allá de sus narices; Porque ilusos creyeron que la masonería es feria de vanidades, cuando que mejor debieron haber luchado por encontrar la inmensa belleza que encierra esta luz y esta verdad . . .

A ustedes los aprendices, los he estado observando; y no creo que tu seas diferente que aquellos y por eso deseo aconsejarte.

Te he visto cuando lees tus buriles, tembloroso, tanto que casi se te doblan las rodillas del miedo. Y te pregunto, ¿ Miedo a qué o a quién? ¿ Tienes acaso, miedo de ti mismo? , Pero en cambio cuando escuchas el aplauso de tus hermanos, te vienes a tu puesto ancho y gordo. Te inflas como pavorreal y si pudieras verte como te veo, no eres más que un pobre monicongo. De reojo te miro en tu puesto y casi revientas de satisfacción ante las alabanzas. Y eso es muy malo, no debe subírsete a la cabeza lo que tu supones un éxito, porque puedes caer en el error de sentirte superior, cuando no eres más que un insignificante aprendiz.

Y lo seguirás siendo siempre. Serénate y analiza y sé prudente en tus actos y humilde en tus afirmaciones, se sincero contigo mismo, para que puedas serlo con los demás y sobre todas las cosas conócete a ti mismo. Practica tus teorías, sé bueno, caritativo, honrado, estudioso, ayuda a tu logia a tus hermanos, no seas masón de pico, es decir, teórico.

La virtud, el honor, la lealtad, no se adquieren macheteando liturgias. Ahora te felicitan porque te dan alientos para seguir adelante, y tus primicias justo es que las festejen, no porque valgan la pena, sino más bien para darte ánimo para seguir luchando, y al estudiar, mejorando.
Tu debes saber que cada día mejoras y que a medida que pase el tiempo estás obligado a superarte. ¿ Te has fijado en la inmensa dicha que le causa a una madre cuando su niño de tierna edad, dice sus primeras palabras? ¿ No te has puesto a observar cómo festeja y anima a la madre cuando por primera vez el hijo de sus entrañas dice BU . . . BU. ? Con qué caricias, con qué mimos se le trata cuando se da cuenta que empieza a germinar el fruto de sus más caros anhelos. Pero ahora imagínate el efecto que le causaría a tu madre que a tu edad lo único que sabes decir es BU, BU.

Espero que me entiendas lo que digo, que comprendas, no te envanezcas, acepta los aplausos como un aliciente en bien de tu propia superación, y no te enquistes, escucha bien lo que te digo, no te detengas nunca, cuando te hallas trazado una senda a seguir.

La Masonería es grande, muy grande, a donde sólo llegan pocos y a donde la maledicencia y la mediocridad se pierden en el torbellino obscuro de la nada.

Para terminar, quiero pedirte un favor. No me digas Piedra Bruta, soy Piedra en Bruto, que es distinto.

Me disponía a contestar cuando a golpe de mállete oí a mi Venerable Maestro que dijo: "SILENCIO HERMANOS MÍOS ESTAMOS EN LOGIA" . . .
Me quedé callado, pero pensando en la infinita verdad que representa esta humilde y fea Piedra en Bruto.

Aclaraciones sobre la autoria
Autoria del QH Q:. H:. RAUL SANCHEZ SANCHEZ Rectificado por el QH ISSA MOUSSA DARGAM