A.’.L.’.G.’.D.’.G.’.A.’.D.’.U.’.
S.’.F.’.U.’.


A mi madre Log.’.Sócrates 2-42
Trab.’.de Alb.’.presentado por el
M.’.M .’.Jorge Planter Soto
Titulado “ Desde el templo de Salomón “ (2da parte)
(Relación en los tres grados)

En las escrituras y la tradición dice que quienes trabajaban en la construcción del templo de Salomón, se dividían en varias clases que tenían empleo determinado y distinto.

Eran tres clases en que el rey Salomón dividió a los trabajadores de Jerusalén, y que se han adoptado como modelos de los tres grados practicados actualmente en la francmasonería especulativa.

Los útiles de trabajo empleados en las canteras eran pocos y sencillos, pues solo había dos imprescindibles: la regla de veinticuatro pulgadas o dos pies y el mallete o martillo de picapedrero.

Con el primero, media el operario las dimensiones de las piedra que iba a preparar, y, con el ultimo, separaba todo lo innecesario por medio de golpes sabiamente dados hasta quedar la piedra lisa y cúbica en condiciones de ser colocada en el edificio.

Por eso reciben los aprendices de la francmasonería especulativa estos instrumentos, como útiles de trabajo emblemáticos de su profesión con su apropiada instrucción simbólica.
El trabajador operativo no conoce mas que su empleo mecánico y practico, sin que su presencia le despierte ninguna idea de valor ;en cambio su contemplación le sugieren al francmasón especulativo pensamientos nobles y sublimes; ellos le enseñan a medir el tiempo y no las piedras; a purificar su corazón de todo vicio e imperfección que impiden su colocación en el templo espiritual del cuerpo, y no a suavizar y pulir el mármol. por lo tanto, la regla de veinticuatro pulgadas es el símbolo del tiempo bien empleado, y el mallete, el de la purificación del corazón, según el alfabeto de la francmasonería.
Ahora, en la segunda clase que el rey Salomón dividió, era que los trabajadores necesitaban instrumentos mas complicados que la regla y el mallete, como eran: la escuadra, que servia para hacer los ángulos con la debida precisión; el nivel: para colocar la hilada horizontalmente, y la plomada: para construir el edificio con la verticalidad precisa.
Esta parte del trabajo encuentra su simbolismo en el segundo grado de la ciencia especulativa, habiendo recibido en el primer grado las preparaciones necesarias, continua su tarea como compañero cultivando las cualidades que dan forma e impresión al carácter; la escuadra: simboliza moralidad y nos enseña a aplicar los principios infalibles de la ciencia moral a todas las acciones de la vida, procurar que los motivos y resultados de nuestra conducta coincidan con dictados de la justicia divina y que todos nuestros pensamientos, palabras y actos conspiren, a semejanzas de las bien ajustadas y escuadradas piezas de un edificio, para producir una suave e interrumpida vida virtuosa.

La plomada: es el símbolo de la rectitud de conducta, y enseña esa honradez de vida y esa rectitud moral invariable que son los distintivos del hombre justo y bueno.

Así como el albañil su edificio temporal, observando su verticalidad que marca la plomada sin desviarse ni a la derecha ni a la izquierda, del mismo modo el francmasón especulativo, guiado por los principios de la rectitud y de la verdad que le enseñaran las doctrinas simbólicas del mismo utensilio de trabajo, persiguiendo firmemente la verdad, sin doblegarse a los reveses de la fortuna y de la adversidad, ni ceder a las seducciones de la prosperidad.

El nivel: ultimo de los útiles de trabajo del albañil, es un símbolo de igualdad de posición: no de esa igualdad de posición civil o social que suenan los anarquistas y los utópicos, sino de la gran igualdad moral y física que afecta a todos los seres humanos como hijos de un padre común, que hace que su sol brille y que la lluvia se derrame por igual sobre todos, y que ha señalado que el destino universal de la humanidad se la muerte, la cual, como niveladora de todas las grandezas humanas, visita lo mismo el lujoso palacio de los príncipes que las chozas del labriego.

Ahora, en el tercer grado que le corresponde a los maestros masones, era la clase superior, la de los jefes de trabajadores, cuyo deber consistía en vigilar a los demás y procurar que no solo se colocasen bien las piedras, sino que se guardara la mayor exactitud al yuxtaponerlas en el edificio. únicamente entonces era cuando se la daban los últimos toques, y hábiles obreros aplicaban el cemento para fijar los materiales en su sitio y unir la construcción entera hasta formar una masa resistente y compacta.
Por eso se dice que la llana, era el instrumento mas importante, pero no el único, empleado por los maestros constructores, quienes no permitían que otras manos menos diestras realizasen operación tan indeleble, y exigían a los artesanos que demostraran por medio de la escuadra, el nivel y la plomada, que sabían hacer su trabajo viendo en la perfección de las juntas.
Por eso la llana se ha asignado al tercer grado de la francmasonería. el simbolismo a ella aplicado tiene relación con el empleo a que se dedicaba en el templo.
Ahora bien, con los instrumentos y procesos del arte operativo a la ciencia especulativa, el templo de Salomón se termina de construir, hemos visto que los aprendices han tallado, escuadrado y numerado las piedras de las canteras, los compañeros les han dado los últimos toques de ajuste y los maestros constructores las han colocado en su sitio con el mas fuerte y puro y puros de los cementos.
El templo de Salomón tiene, una vez terminado, apariencia y grandeza tan sublimes, que merece que se elija como tipo del símbolo del cuerpo inmortal, a que aludía cristo de forma tan significativa y simbólica en su magnifica y profunda parábola: "Destruid este templo, y yo lo levantare en tres días."

Esperando que el G.’.A.’.D.’.U.’. , more en vuestros corazones , me despido de vosotros.

Fraternalmente :

M.'.M.'. Jorge Planter Soto.
Mazatlán Sinaloa 00 de febrero del 0000 e.’.v.’.

Trabajo #11