Como dice el refrán “no hagas leña del árbol caído” , esto viene a mi mente por la simple razón de que , tal parece que al llegar a cierta edad nos convertimos en una carga para nuestras familias y al mismo tiempo de nuestra sociedad, desde siempre.

No puedo negar que hemos conservado muchas de nuestras tradiciones , de esas que se pasan de generación en generación , como es la de venerar a nuestros ancianos por el enriquecimiento cultural y experiencia ya vivida, ya que ellos son como un libro ,al cual podemos recurrir para nuestro beneficio, aunque la mayoría desprecie tan maravillosa oportunidad de aprender tanto de alguien que ha pasado por innumerables acontecimientos , no siempre agradables , pero la mayoría ricos en aprendizaje.

Se preguntarán por qué toco este tema , lo anterior viene porque he observado , como una gran parte de nuestra sociedad , ha relegado a los ancianos , no con esto quiero decir que suceda en todo el mundo ,ya que las culturas más antiguas como la Oriental, por citar alguna , cuidan y respetan como su máximo orgullo a sus ancianos.
Desgraciadamente en nuestro país ,como en muchos otros ,se ven abandonados en asilos ,calles ó lo peor , despreciados en sus propias casas, pues al parecer los tienen por compasión o conveniencia.

Qué tristeza da , el verlos por las calles deambulando , buscando en la basura o pidiendo unas cuantas monedas para malcomer , porque sus familiares los han dejado desprotegidos y algunos son obligados a mendigar para así seguir sacando provecho de ellos , sin tomar en cuenta que su condición física y mental no es la de antaño y por lo tanto la mayoría de ellos terminan por perderse en las calles , y en otras ocasiones los destierran del seno familiar por considerarlos un carga económica

Sin embargo , que maravilloso es ver a unas familias que cuidan con amor a sus padres o abuelos , se les nota que lo hacen simplemente porque sienten que tienen el ineludible compromiso moral hacia ellos .

Hace tiempo escuché , como unos hijos discutían sobre quien cuidaría de la madre enferma , y cómo unos a otros se “disculpaban” , alegando compromisos laborales o familiares , (que algunos eran ficticios) , para no hacerse cargo de la anciana enferma, lo que no sabían era que la madre escuchaba todo desde su cuarto y eso le llenó de una gran tristeza , el saber que sus hijos no querían hacerse responsables de ella ; Eso la terminó de desmoralizar aún más .
A su mente le llegaban las imágenes de cómo ella los llenaba de amor y atenciones cuando niños , cuando aún no podían valerse por sí mismos y dependían totalmente de sus cuidados maternos , pensaba para sus adentros, en qué había fallado!! , qué le faltó inculcarles!! , para que ahora siendo adultos no quisieran darle un poco , de lo mucho que ella les brindó en sus vidas .

Analicemos QQ.’.hermanos , que tal vez lo que a esta madre le faltó , fue el de predicar con el ejemplo , porque puede ser que los hijos no vieron en ella el respeto y el amor hacia sus propios padres, entonces ?... , cómo exigirles que actuaran correctamente al presentarse la ancianidad en su madre.

Para concluir , debemos demostrar con hechos a nuestros hijos y a todo aquel que nos rodea , el amor y el respeto hacia nuestros ancianos , ya sean familiares o no , por que depende de nosotros y de nuestros actos la manera en que ellos lleguen al final de su camino , sintiéndose cobijados por el amor y comprensión de todos nosotros.
Recordemos que por ahora tenemos de nuestro lado la juventud , pero pensemos que si acaso llegáramos a la tercera edad , sin haber sembrado antes en nuestros semejantes la semilla de la tolerancia y el respeto , no podremos cosechar sino desilusiones y abandono.

Esperando que el G.’.A.’.D.’.U.’. , more en vuestros corazones , me despido fraternalmente de todos vosotros .

M.’. M.’. Jorge Planter Soto.

Mazatlán Sinaloa lunes, 05 de noviembre de 2001 E.’.V.’.

Trabajo #33