"¿Cuando se Puede Considerar Que un Hombre es Masón ?"


Cuando contempla los ríos, las colinas y el lejano horizonte, y siente su pequeñez ante el universo, sin perder no obstante, la fe, la esperanza y el valor, que es la raíz de toda virtud.

Cuando sepa que todos los hombres son tan nobles, tan viles, tan divinos, tan diabólicos, tan solitarios como él, y trate de conocerlos, perdonarlos y amarlos.

Cuando sepa cómo simpatizar con las tristezas y hasta con los pecados de los hombres, conocedor de que todos combatimos rudamente contra terribles enemigos.

Cuando haya aprendido a hacer amigos y a conservarlos y, sobre todo, a ser amigo de sí mismo.

Cuando ame a las flores, pueda cazar a las aves por el poder del amor, y sienta vibrar en su corazón una antigua alegría al ver reír a los niños.

Cuando pueda ser dichoso y conservar la serenidad de su alma en el tráfago penoso de la vida.

Cuando los arboles florecidos y el reflejo del sol en las aguas viajeras le subyuguen como el recuerdo de un ser amado y hace mucho tiempo muerto.

Cuando ninguna voz de agonía llegue en vano a sus oídos y no se tienda ninguna mano hacia él que no reciba respuesta.

Cuando sepa que son buenas todas las creencias que ayudan al hombre a asirse a lo divino y a ver mayestáticos significados en la vida.

Cuando pueda asomarse a un charcal y ver algo allende el cieno; contemplar el rostro del hombre más vil, y ver algo allende el pecado.

Cuando sepa cómo ha de orar, como ha de amar, como ha de esperar.

Cuando haya sido fiel consigo mismo, con Dios y con los hombres, asiendo en la mano una espada para combatir el mal y cuando sienta cantar en su corazón la alegría de vivir de manera tan solemne que apague el sordo temor a la muerte.

Joseph Fort Newton